domingo, 8 de abril de 2007

Camomilas

“Tenés que dejar de hacer tanto ruido”, le dijo su abuelo, “o sino ningún pez va picar”. “Si abuelito, pero tengo hambre”, le contesto Beto a su abuelo, mientras hacia pucheros. “Mirá Betico, tenés que hacer silencio y dejar de moverte tanto, ya veras que en poco tiempo tendremos pescados pa’ la abuela, tu mamá, vos y yo, ¿o es que querés acostarte sin comer esta noche?”. Beto hizo un gesto como de resignación y se sentó pesadamente junto a su abuelo, que estaba en el borde del rió, con los pies sumergidos y los pantalones remangados hasta la rodilla. No paso mucho tiempo antes de que la caña de Beto empezara agitarse y este saliendo de su letargo empezó a gritar, “¡abuelito, abuelito, mira ya tengo uno, mi caña, se mueve!”. “Es solo la corriente, no te afanes” le contestaba el abuelo, “pero se mueve, es un pescadote, lo voy a sacar, ya lo tengo”, le volvió a decir Beto. “que no te apures, es la corriente, además si fuera un pescado tenés que dejarlo agarrarse bien al anzuelo”, le decía su abuelo con impaciencia.

“Betico levántate que vas a llegar tarde” le decía su mamá con la cotidianidad de cada mañana a su hijo, despertarle era toda una proeza, “ah bueno, entonces voy a traer agua, usted vera”, siempre le advertía, antes de tener que recurrir ha regarle un chorrito de agua en la cara a su hijo como ultimo recurso. “¿Y que soñabas esta mañana?”Le pregunto la mamá a Beto, que lo había oído murmurar mientras dormía, “ma’ mirá que estaba pescando con mi abuelito. Como siempre el terquísimo y me regañaba porque no sabia como pescar, pero fue muy rico ver a mi abuelito” decía esto Beto mientras se le escapaban unas risitas. “Tu abuelo siempre fue así, terco como el solo, el quería enseñarle a todos, todo. Pero muy pocas veces lo lograba por su carácter”. Betico no siguió con el tema, porque sabía que su mamá se entristecería. “Pobre mi niño, sin papá y su abuelito que era como su padre, porque se tuvo que morir tan pronto”, aunque la madre pensase esto constantemente, era ella la que mas sufría, ya que llevaba el peso del dolor de su padre y el del dolor que sentía Beto por la ausencia de su abuelo. Le encantaba cargar todos los pesos y errores de su hijo, si este hacia algo malo era ella quien tenia la culpa por no haberlo criado bien, si le iba mal en el colegio ella tenia la culpa por no poderle brindar todas las comodidades, todo en el mundo de su hijo era culpa suya. Pero al igual que se mortificaba con los errores de su hijo, se envanecía de sus logros. Su hijo era guapo, gentil, educado y esto lo hacia muy querido a todas las personas del pueblo, era el orgullo de su madre. “Mi regalito de dios” le solía decir a Beto siempre.

“No debiste, madre…no debiste haberme dedicado toda tu vida y tenés que entender que yo no soy vos, tengo que salir de este pueblo, vivir mas y conocer otras cosas” le decía Beto casi gritando a su madre, ella con lagrimas en sus ojos y sumida en el pasado, añorando aquellos años en que Beto apenas era un niño, y aun estaban vivos los abuelitos de Beto. “Es que mamá, vos si sos egoísta, mira 18 años y no soy nadie, además ya soy mayor de edad. Mira mamá” dijo esto como tomando aliento, y viendo la reacción de su madre, a la cual no quería herir, pero era necesario decirle las cosas de manera brusca, ya que la terquedad del abuelo corría tanto por la sangre de Betico como por la de su madre, “…tenés que entender que yo tengo que trabajar en lo mío, conocer gente, ver la capital, o sino que va ser de mi en este pueblo, yo se que aquí nací y crecí, pero aquí no hay futuro, al menos no el que yo quiero. Además mamá ni que no nos fuéramos a ver nunca mas, cuando tenga mi casa te venís a vivir conmigo”.

Aunque Beto nunca hubiese tenido familiares, le encantaba imaginarse todo esto. Lo hacia mientras estaba en el cementerio del pueblo, arrancando de raíz las camomilas y replantándolas junto a las tumbas de otros muertos, con los que solía imaginarse toda una vida. Esto lo hacia para diferenciarlos de los demás muertos, aun desconocidos para él. Así los marcaba y de cierto modo se apropiaba de ellos, creaba una relación, un lazo, un vinculo que por mas falso e inexistente que fuera, existía entre Beto y sus muertos, sus familiares. Beto ponía todo de su parte para verse envuelto en complicadísimas historias familiares. Esto lo hacia a base de retazos, de cualquier cosa exprimía todo lo que podía. Sus fuentes para crear familias las sacaba de lo que oía de los que si tenían familias, de lo que veía en la televisión, junto con un poco de instinto. Con esto lograba verse hablando con una madre ficticia, riendo con hermanos que nunca había tenido, llorar junto a su hermana la muerte de su padre irreal, enterrar infinitas veces a abuelos inventados, ser instruido por un padre, discutir con sus hermanos, pelear con su madre, gozar del nacimiento de otro hermano o hermana, defraudarse de un primo, enorgullecerse de sus primos. Aunque sus familiares eran de gran variedad y cambiaban cada cierto tiempo— cuando se aburría de inventar historias junto a tumbas de muertos ya conocidos, y rodeados de camomilas—sus personajes solían conservar algo trillado, idílico o prototipico debido a sus fuentes de segunda mano. Tenía siempre las típicas tías chismosas de telenovelas, los amoríos con primas que tanto escuchaba de sus amigos, sus padres solían ser autoritarios pero cariñosos, sus madres incondicionales pero absorbentes, sus abuelos tiernos y chochos, hermanos menores necesitados de consejos, y hermanos mayores aconsejándolo, celando a sus hermanas y sus hermanas viéndolo como a un segundo padre mas comprensivo. Paso el tiempo, cambiaron los familiares, se replantaron millones de camomilas hasta quedar el cementerio vestido en blanco, como resistiéndose al negro de los enlutados. Sin una sola tumba, con la cual imaginar una vida y llenarla de camomilas, Beto prefirió morir, y esperar que alguien le llenase su tumba de camomilas, lo imaginaran como a un padre, un hermano, un primo, un hijo o abuelo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias por pasar! No se si me conoces , mi nick en egelforum es Xiro. Tendre en cuenta lo de los exclamativos colgados, a veces me da fiaca buscarlos .
Aca en Argentina a las abuelas/os se les dice nonas/os , como buenos filios de tanos .
A las nanas se les dice niñeras (creo).

Un abrazo.