Camomilas
“Tenés que dejar de hacer tanto ruido”, le dijo su abuelo, “o sino ningún pez va picar”. “Si abuelito, pero tengo hambre”, le contesto Beto a su abuelo, mientras hacia pucheros. “Mirá Betico, tenés que hacer silencio y dejar de moverte tanto, ya veras que en poco tiempo tendremos pescados pa’ la abuela, tu mamá, vos y yo, ¿o es que querés acostarte sin comer esta noche?”. Beto hizo un gesto como de resignación y se sentó pesadamente junto a su abuelo, que estaba en el borde del rió, con los pies sumergidos y los pantalones remangados hasta la rodilla. No paso mucho tiempo antes de que la caña de Beto empezara agitarse y este saliendo de su letargo empezó a gritar, “¡abuelito, abuelito, mira ya tengo uno, mi caña, se mueve!”. “Es solo la corriente, no te afanes” le contestaba el abuelo, “pero se mueve, es un pescadote, lo voy a sacar, ya lo tengo”, le volvió a decir Beto. “que no te apures, es la corriente, además si fuera un pescado tenés que dejarlo agarrarse bien al anzuelo”, le decía su abuelo con impaciencia.
“Betico levántate que vas a llegar tarde” le decía su mamá con la cotidianidad de cada mañana a su hijo, despertarle era toda una proeza, “ah bueno, entonces voy a traer agua, usted vera”, siempre le advertía, antes de tener que recurrir ha regarle un chorrito de agua en la cara a su hijo como ultimo recurso. “¿Y que soñabas esta mañana?”Le pregunto la mamá a Beto, que lo había oído murmurar mientras dormía, “ma’ mirá que estaba pescando con mi abuelito. Como siempre el terquísimo y me regañaba porque no sabia como pescar, pero fue muy rico ver a mi abuelito” decía esto Beto mientras se le escapaban unas risitas. “Tu abuelo siempre fue así, terco como el solo, el quería enseñarle a todos, todo. Pero muy pocas veces lo lograba por su carácter”. Betico no siguió con el tema, porque sabía que su mamá se entristecería. “Pobre mi niño, sin papá y su abuelito que era como su padre, porque se tuvo que morir tan pronto”, aunque la madre pensase esto constantemente, era ella la que mas sufría, ya que llevaba el peso del dolor de su padre y el del dolor que sentía Beto por la ausencia de su abuelo. Le encantaba cargar todos los pesos y errores de su hijo, si este hacia algo malo era ella quien tenia la culpa por no haberlo criado bien, si le iba mal en el colegio ella tenia la culpa por no poderle brindar todas las comodidades, todo en el mundo de su hijo era culpa suya. Pero al igual que se mortificaba con los errores de su hijo, se envanecía de sus logros. Su hijo era guapo, gentil, educado y esto lo hacia muy querido a todas las personas del pueblo, era el orgullo de su madre. “Mi regalito de dios” le solía decir a Beto siempre.
“No debiste, madre…no debiste haberme dedicado toda tu vida y tenés que entender que yo no soy vos, tengo que salir de este pueblo, vivir mas y conocer otras cosas” le decía Beto casi gritando a su madre, ella con lagrimas en sus ojos y sumida en el pasado, añorando aquellos años en que Beto apenas era un niño, y aun estaban vivos los abuelitos de Beto. “Es que mamá, vos si sos egoísta, mira 18 años y no soy nadie, además ya soy mayor de edad. Mira mamá” dijo esto como tomando aliento, y viendo la reacción de su madre, a la cual no quería herir, pero era necesario decirle las cosas de manera brusca, ya que la terquedad del abuelo corría tanto por la sangre de Betico como por la de su madre, “…tenés que entender que yo tengo que trabajar en lo mío, conocer gente, ver la capital, o sino que va ser de mi en este pueblo, yo se que aquí nací y crecí, pero aquí no hay futuro, al menos no el que yo quiero. Además mamá ni que no nos fuéramos a ver nunca mas, cuando tenga mi casa te venís a vivir conmigo”.
Aunque Beto nunca hubiese tenido familiares, le encantaba imaginarse todo esto. Lo hacia mientras estaba en el cementerio del pueblo, arrancando de raíz las camomilas y replantándolas junto a las tumbas de otros muertos, con los que solía imaginarse toda una vida. Esto lo hacia para diferenciarlos de los demás muertos, aun desconocidos para él. Así los marcaba y de cierto modo se apropiaba de ellos, creaba una relación, un lazo, un vinculo que por mas falso e inexistente que fuera, existía entre Beto y sus muertos, sus familiares. Beto ponía todo de su parte para verse envuelto en complicadísimas historias familiares. Esto lo hacia a base de retazos, de cualquier cosa exprimía todo lo que podía. Sus fuentes para crear familias las sacaba de lo que oía de los que si tenían familias, de lo que veía en la televisión, junto con un poco de instinto. Con esto lograba verse hablando con una madre ficticia, riendo con hermanos que nunca había tenido, llorar junto a su hermana la muerte de su padre irreal, enterrar infinitas veces a abuelos inventados, ser instruido por un padre, discutir con sus hermanos, pelear con su madre, gozar del nacimiento de otro hermano o hermana, defraudarse de un primo, enorgullecerse de sus primos. Aunque sus familiares eran de gran variedad y cambiaban cada cierto tiempo— cuando se aburría de inventar historias junto a tumbas de muertos ya conocidos, y rodeados de camomilas—sus personajes solían conservar algo trillado, idílico o prototipico debido a sus fuentes de segunda mano. Tenía siempre las típicas tías chismosas de telenovelas, los amoríos con primas que tanto escuchaba de sus amigos, sus padres solían ser autoritarios pero cariñosos, sus madres incondicionales pero absorbentes, sus abuelos tiernos y chochos, hermanos menores necesitados de consejos, y hermanos mayores aconsejándolo, celando a sus hermanas y sus hermanas viéndolo como a un segundo padre mas comprensivo. Paso el tiempo, cambiaron los familiares, se replantaron millones de camomilas hasta quedar el cementerio vestido en blanco, como resistiéndose al negro de los enlutados. Sin una sola tumba, con la cual imaginar una vida y llenarla de camomilas, Beto prefirió morir, y esperar que alguien le llenase su tumba de camomilas, lo imaginaran como a un padre, un hermano, un primo, un hijo o abuelo.
domingo, 8 de abril de 2007
Demasiado temprano, para dormir
Son las 12:37am y aun no deseo dormir, pero como siempre el sueño logra vencerme. Estaba leyendo una Historia de la Filosofía, justo en el capitulo de Baruch de Spinoza, mis parpados empezaron a cerrarse y nada pude hacer para evitarlo. Es así como en medio de mi duermevela dejo de leer sobre el Sr. Spinoza, y empiezo a oír extraños campanazos y ver helados por una extraña razón que nunca entenderé. Intento despertarme moviendo el pie derecho, un técnica que siempre utilizo para sacudirme el sueño, cuando ya estoy tan vencido que mas de esto no puedo hacer. Fue así como recupere la suficiente conciencia de mi batalla contra el sueño y levantándome de un solo sopetón logre recordar mi absurdo sueño en donde el Sr.Spinoza era reemplazado por campanas y helados, creando así un panteísmo dulzon.
Soñar es algo extraño, al menos cuando logro recordarlo. Pero odio, acostarme tantas horas y sentir como si fuese un solo instante, no poder recordar ni 5 minutos de sueño. Es decir hagamos cálculos; si vivimos 70 años, los cuales son la increíblemente poca cantidad de 613.200 horas y dormimos un promedio de 10 a 6 hrs diarias, con una media de 8 hrs diarias, digamos. Ocho horas de sueño diarias en 70 años son 204.400 hrs de sueño—sin contar las horas de zombieficaciòn frente a la televisión, en la escuela, la universidad, el trabajo y haciendo filas en bancos. —, lo cual dividido por 613.200 horas vivas—ya sean dormidas o despierto—nos da una total de tres. Esto quiere decir, ¡que un espantoso tercio de nuestras vidas nos la pasamos dormidos!—sin sumarle las valiosas horas que malgastamos en televisión, escuela, banco—es absurdamente corta la vida y ni cuenta nos damos.
Ahora el reloj marca las 12:51 am, casi la una de la madrugada. Hace muchas horas, recuerdo haberle oído a mi pediatra y a mi madre que cuando era un bebe, dormía casi todo el día, unas 20 hrs o algo así, no se, no soy mamà, ni pediatra, lo que si se es que cuando viejo acostumbras a despertarte mas temprano como temiendo que la muerte llegue de repente y se burle de vos llevándosete la vida mientras dormís—con sus dos tercios despiertos y un tercio dormido, sin contar propagandas, noticias inútiles, trafico vehicular eterno, y el fastidioso transporte publico—. Así es mi abuelo, a eso de las 4am ya esta dando ‘lora’, prende su vieja radio, escucha canciones viejísimas de esas que al oírlas ves imágenes a blanco y negro, o colores ocres, cual cubiertas de un grisácea capa de polvo, que comparadas con las bicentenarias sinfonías de Beethoven, las de mi abuelo tiene su sabor añejo amargo, mientras Ludwig aun conserva su novedad. A eso de las 8 am se despierta mi mamà, no se a que diablos, pero siempre hay algo que hacer en una casa de familia que se respete. Hay que limpiar, cocinar, planchar, cocer, jabonar, preparar, tostar, organizar, secar, lavar, trapear, barrer, colgar, encerar, desempolvar, todo para volverla a ensuciar de nuevo. Pero así es. Y no hay buena despertada en mi familia sin el sermón del cura X o Y, del canal 5, o del 10. Para evadirle la rutina a mi abuelo al que huye al sueño como yo, y a mi madre la que se despierta a hacer miles de cosas en una casa de mil metros cuadrados. Y es por ese temor de mi abuelo al sueño, y esa compulsión de mi madre quemar todas sus horas que cree un método en vacaciones, para así tener más horas y poder hacer lo que quiera con ellas. El método no es complicado, pero es una maravilla para ahorrarme tiempo; me acuesto a las 3am, logro conciliar el sueño a eso de las 4am, me despierto unas 6 o 7 horas después, ¡que importa! Son vacaciones. Y con esto, si usted es un genio para las matemáticas sabrá que me despierto entre las 10 y 11 am, justo para el almuerzo ¡Ja! Y eh ahí mi victoria, lográndome escapar del aseo matutino, de la joda mañanera, pero no del almuercito vespertino, tan necesario para mi día que apenas comienza.
Entonces es muy fácil empezar el día. Me levanto, me quito las inevitables lagañas. Bajo las escaleras, almuerzo, subo de nuevo, me baño, y en menos de una hora—siendo las 12pm—estoy bien despierto, cojo el libro que me estaba leyendo hace pocas horas, o el que vaya a comenzar hoy, y empiezo a leer. A veces para descansar paro, charlo con mis abuelos, porque creo que les quedan menos horas, e intento compartir todas las horas que pueda con ellos pero ¡bah! Ni mis 210.240 horas de vida, que he reunido en 20 años, serian suficientes para compartir con ellos. Entonces vuelvo y retomo la lectura, obvio tengo que comer, tomar agua, cagar, de vez en cuando salir, hablar con uno que otro amigo y con mi novia, acompañar a mi madre, ya entendieron la idea.
Lo peor es cuando vuelvo a la universidad. Hay días en los que me toca estar desde las 7am, hasta las 5:30 o 6pm en la universidad, se me va todo el día y no hice nada, ni dormí, ni leí, ni cague, tal vez comí, pero no aprendí nada. Entonces es cuando estoy en esas clases de ‘relleno’ que no diferencio de ‘las mas importante’, cuando entre los omnipresentes “blah blah blah, bla bla bla”, de los estupidos profesores me doy cuenta que no estoy poniendo atención, estoy garabateando algo en el cuaderno, pensando que podría estar leyendo, cagando, haciéndole el amor a mi novia, y hasta durmiendo—preferiblemente—que escuchar palabras vacuas, y es ahí cuando cual iluminado boddhisattva y transubstanciado por el verbo “blah”, me doy cuenta que las palabras se unen en un omnipresente, panoptico y holofonico “¡BLA!”. El cual se perpetúa en la negrura de mis sueños y se resiste a desaparecer mientras estoy despierto, viéndolo en los miles de colorcitos y luces de la pantalla del televisor. Es así se combina, el inmortal ¡bla! con cada uno de los colores perceptibles por el ojo, formando un negro imposible de evitar, cierro los ojos y ahí estas ¡Bla! Oigo palabras que en tu idioma “bla” significa negro, “blah” nigrum y “blabla” nigérrimo, mientras espero que venga la muerte negra, como la incambiable tinta negra de estas palabras, imperecederas como el azul del cielo, el mismo azul que veían hace 15mil años junto a las terracotas areniscas silíceas, de las cuevas de Altamira. Mis hermanos de roja sangre, de armas ¿colores o letras que mas da? Arte es arte, toda es inmortal.
Son las 12:37am y aun no deseo dormir, pero como siempre el sueño logra vencerme. Estaba leyendo una Historia de la Filosofía, justo en el capitulo de Baruch de Spinoza, mis parpados empezaron a cerrarse y nada pude hacer para evitarlo. Es así como en medio de mi duermevela dejo de leer sobre el Sr. Spinoza, y empiezo a oír extraños campanazos y ver helados por una extraña razón que nunca entenderé. Intento despertarme moviendo el pie derecho, un técnica que siempre utilizo para sacudirme el sueño, cuando ya estoy tan vencido que mas de esto no puedo hacer. Fue así como recupere la suficiente conciencia de mi batalla contra el sueño y levantándome de un solo sopetón logre recordar mi absurdo sueño en donde el Sr.Spinoza era reemplazado por campanas y helados, creando así un panteísmo dulzon.
Soñar es algo extraño, al menos cuando logro recordarlo. Pero odio, acostarme tantas horas y sentir como si fuese un solo instante, no poder recordar ni 5 minutos de sueño. Es decir hagamos cálculos; si vivimos 70 años, los cuales son la increíblemente poca cantidad de 613.200 horas y dormimos un promedio de 10 a 6 hrs diarias, con una media de 8 hrs diarias, digamos. Ocho horas de sueño diarias en 70 años son 204.400 hrs de sueño—sin contar las horas de zombieficaciòn frente a la televisión, en la escuela, la universidad, el trabajo y haciendo filas en bancos. —, lo cual dividido por 613.200 horas vivas—ya sean dormidas o despierto—nos da una total de tres. Esto quiere decir, ¡que un espantoso tercio de nuestras vidas nos la pasamos dormidos!—sin sumarle las valiosas horas que malgastamos en televisión, escuela, banco—es absurdamente corta la vida y ni cuenta nos damos.
Ahora el reloj marca las 12:51 am, casi la una de la madrugada. Hace muchas horas, recuerdo haberle oído a mi pediatra y a mi madre que cuando era un bebe, dormía casi todo el día, unas 20 hrs o algo así, no se, no soy mamà, ni pediatra, lo que si se es que cuando viejo acostumbras a despertarte mas temprano como temiendo que la muerte llegue de repente y se burle de vos llevándosete la vida mientras dormís—con sus dos tercios despiertos y un tercio dormido, sin contar propagandas, noticias inútiles, trafico vehicular eterno, y el fastidioso transporte publico—. Así es mi abuelo, a eso de las 4am ya esta dando ‘lora’, prende su vieja radio, escucha canciones viejísimas de esas que al oírlas ves imágenes a blanco y negro, o colores ocres, cual cubiertas de un grisácea capa de polvo, que comparadas con las bicentenarias sinfonías de Beethoven, las de mi abuelo tiene su sabor añejo amargo, mientras Ludwig aun conserva su novedad. A eso de las 8 am se despierta mi mamà, no se a que diablos, pero siempre hay algo que hacer en una casa de familia que se respete. Hay que limpiar, cocinar, planchar, cocer, jabonar, preparar, tostar, organizar, secar, lavar, trapear, barrer, colgar, encerar, desempolvar, todo para volverla a ensuciar de nuevo. Pero así es. Y no hay buena despertada en mi familia sin el sermón del cura X o Y, del canal 5, o del 10. Para evadirle la rutina a mi abuelo al que huye al sueño como yo, y a mi madre la que se despierta a hacer miles de cosas en una casa de mil metros cuadrados. Y es por ese temor de mi abuelo al sueño, y esa compulsión de mi madre quemar todas sus horas que cree un método en vacaciones, para así tener más horas y poder hacer lo que quiera con ellas. El método no es complicado, pero es una maravilla para ahorrarme tiempo; me acuesto a las 3am, logro conciliar el sueño a eso de las 4am, me despierto unas 6 o 7 horas después, ¡que importa! Son vacaciones. Y con esto, si usted es un genio para las matemáticas sabrá que me despierto entre las 10 y 11 am, justo para el almuerzo ¡Ja! Y eh ahí mi victoria, lográndome escapar del aseo matutino, de la joda mañanera, pero no del almuercito vespertino, tan necesario para mi día que apenas comienza.
Entonces es muy fácil empezar el día. Me levanto, me quito las inevitables lagañas. Bajo las escaleras, almuerzo, subo de nuevo, me baño, y en menos de una hora—siendo las 12pm—estoy bien despierto, cojo el libro que me estaba leyendo hace pocas horas, o el que vaya a comenzar hoy, y empiezo a leer. A veces para descansar paro, charlo con mis abuelos, porque creo que les quedan menos horas, e intento compartir todas las horas que pueda con ellos pero ¡bah! Ni mis 210.240 horas de vida, que he reunido en 20 años, serian suficientes para compartir con ellos. Entonces vuelvo y retomo la lectura, obvio tengo que comer, tomar agua, cagar, de vez en cuando salir, hablar con uno que otro amigo y con mi novia, acompañar a mi madre, ya entendieron la idea.
Lo peor es cuando vuelvo a la universidad. Hay días en los que me toca estar desde las 7am, hasta las 5:30 o 6pm en la universidad, se me va todo el día y no hice nada, ni dormí, ni leí, ni cague, tal vez comí, pero no aprendí nada. Entonces es cuando estoy en esas clases de ‘relleno’ que no diferencio de ‘las mas importante’, cuando entre los omnipresentes “blah blah blah, bla bla bla”, de los estupidos profesores me doy cuenta que no estoy poniendo atención, estoy garabateando algo en el cuaderno, pensando que podría estar leyendo, cagando, haciéndole el amor a mi novia, y hasta durmiendo—preferiblemente—que escuchar palabras vacuas, y es ahí cuando cual iluminado boddhisattva y transubstanciado por el verbo “blah”, me doy cuenta que las palabras se unen en un omnipresente, panoptico y holofonico “¡BLA!”. El cual se perpetúa en la negrura de mis sueños y se resiste a desaparecer mientras estoy despierto, viéndolo en los miles de colorcitos y luces de la pantalla del televisor. Es así se combina, el inmortal ¡bla! con cada uno de los colores perceptibles por el ojo, formando un negro imposible de evitar, cierro los ojos y ahí estas ¡Bla! Oigo palabras que en tu idioma “bla” significa negro, “blah” nigrum y “blabla” nigérrimo, mientras espero que venga la muerte negra, como la incambiable tinta negra de estas palabras, imperecederas como el azul del cielo, el mismo azul que veían hace 15mil años junto a las terracotas areniscas silíceas, de las cuevas de Altamira. Mis hermanos de roja sangre, de armas ¿colores o letras que mas da? Arte es arte, toda es inmortal.
Se tiene que lubricar primero
Se tiene que lubricar primero, la saliva es la mejor forma. A algunas se les lubrica muy fácil, al parecer con el uso constante mejora la eficiencia, la mía personalmente, dejo de hacerlo desde la primera vez que me vendí. No fue fácil, nunca lo ha sido, pero te acostumbras. Para otras es demasiado fácil, Maria M. mi única amiga, dice que hay hombres que son “increíbles amantes”. En este trabajo podes encontrarte con todo, desde las putas por necesidad que odiamos esto, hasta las putas putas. Algo que es seguro, es que si tenés dignidad y principios estos solo te ayudaran a joderte mas la vida y crear mas asco en vos misma. Sobre los principios, la dignidad y todo eso, puedo decirte que solo le convienen a los hombres, pero eso si, te joden al igual que ellos, por el culo y de la peor forma posible. Maria M. me ha ayudado muchísimo, a ella le debo haberme iniciado. Sé que no debería agradecerle, pero no todas tenemos opciones para escoger. Ella me ayudo a conseguir un buen lugar en donde trabajar, es seguro y los clientes siempre pagan bien. Creo que por haberme iniciado en esto, siempre se ha sentido culpable y por eso me cuida tanto. En cierto modo ella es lo único que me queda, cada noche morimos bajo el peso de un hombre, su aliento nos ahoga, sus pensamientos nos violan, queriéndonos poseer cada rincón del cuerpo, como si nos amaran y les debiéramos la vida, pero solo aman a su maldito pene. A pesar de todo cada mañana volvemos a nacer, Maria M. me da vida y yo a ella, no es fácil, pero ella todo lo hace ver tan simple, yo creo que lo hace para protegerme y engañarse a ella misma también. Pero la he descubierto llorando, después de recibir su pago y un “gracias”, “no estuvo nada mal”, “sos toda una perra”, desparramada y patiabierta, dejando que se aireé su vagina para calmar el ardor, esperando al próximo hijo de puta que nos quiera joder otra vez, es lo peor que podes imaginarte en la vida, un reflejo.
Mi madre, que en paz descanse, siempre me decía “mijita en esta vida todo se paga”, pero yo nunca le hice daño a nadie, simplemente nací pobre, pobre me quede y ni el orgullo esta puta vida me deja tener. El olor a semen te lo quita todo, el dinero se burla de tu vagina y luego de vos, dejas de ser una persona de esas con nombre, cualidades y virtudes, y pasás a ser una simple vagina, un culo, unas tetas y una buena mamada; es la mejor virtud que podes aspirar a tener. Constantemente me pregunto para que seguir con toda esta mierda, preferiría la muerte a esto. Pero Maria M. me alienta constantemente, me dice que aguante un poco mas. Me ha hablado sobre un joven que no es un cliente, es su amante y que este joven piensa sacarla de aquí, y que ella no se va sin mi. Amor dicen sus ojos y sus palabras, espero que el también la ame. Me ha dicho que cuando lo hacen lo disfruta muchísimo, que no es solo algo carnal, es espiritual. Nunca lo he logrado ver, pero no solo por Maria M. he oído hablar de este joven. En el mercado eh escuchado rumores de él, es mas conocido y querido que el propio Poncio P.-espero no la defraude y que pueda escaparme con ellos-, lo único que sé, es que se llama Jesús, que es la única razón por la cual aun aguanto todo esto, y espero que nos saque a mi y Maria M. de todo este mierderio.
Se tiene que lubricar primero, la saliva es la mejor forma. A algunas se les lubrica muy fácil, al parecer con el uso constante mejora la eficiencia, la mía personalmente, dejo de hacerlo desde la primera vez que me vendí. No fue fácil, nunca lo ha sido, pero te acostumbras. Para otras es demasiado fácil, Maria M. mi única amiga, dice que hay hombres que son “increíbles amantes”. En este trabajo podes encontrarte con todo, desde las putas por necesidad que odiamos esto, hasta las putas putas. Algo que es seguro, es que si tenés dignidad y principios estos solo te ayudaran a joderte mas la vida y crear mas asco en vos misma. Sobre los principios, la dignidad y todo eso, puedo decirte que solo le convienen a los hombres, pero eso si, te joden al igual que ellos, por el culo y de la peor forma posible. Maria M. me ha ayudado muchísimo, a ella le debo haberme iniciado. Sé que no debería agradecerle, pero no todas tenemos opciones para escoger. Ella me ayudo a conseguir un buen lugar en donde trabajar, es seguro y los clientes siempre pagan bien. Creo que por haberme iniciado en esto, siempre se ha sentido culpable y por eso me cuida tanto. En cierto modo ella es lo único que me queda, cada noche morimos bajo el peso de un hombre, su aliento nos ahoga, sus pensamientos nos violan, queriéndonos poseer cada rincón del cuerpo, como si nos amaran y les debiéramos la vida, pero solo aman a su maldito pene. A pesar de todo cada mañana volvemos a nacer, Maria M. me da vida y yo a ella, no es fácil, pero ella todo lo hace ver tan simple, yo creo que lo hace para protegerme y engañarse a ella misma también. Pero la he descubierto llorando, después de recibir su pago y un “gracias”, “no estuvo nada mal”, “sos toda una perra”, desparramada y patiabierta, dejando que se aireé su vagina para calmar el ardor, esperando al próximo hijo de puta que nos quiera joder otra vez, es lo peor que podes imaginarte en la vida, un reflejo.
Mi madre, que en paz descanse, siempre me decía “mijita en esta vida todo se paga”, pero yo nunca le hice daño a nadie, simplemente nací pobre, pobre me quede y ni el orgullo esta puta vida me deja tener. El olor a semen te lo quita todo, el dinero se burla de tu vagina y luego de vos, dejas de ser una persona de esas con nombre, cualidades y virtudes, y pasás a ser una simple vagina, un culo, unas tetas y una buena mamada; es la mejor virtud que podes aspirar a tener. Constantemente me pregunto para que seguir con toda esta mierda, preferiría la muerte a esto. Pero Maria M. me alienta constantemente, me dice que aguante un poco mas. Me ha hablado sobre un joven que no es un cliente, es su amante y que este joven piensa sacarla de aquí, y que ella no se va sin mi. Amor dicen sus ojos y sus palabras, espero que el también la ame. Me ha dicho que cuando lo hacen lo disfruta muchísimo, que no es solo algo carnal, es espiritual. Nunca lo he logrado ver, pero no solo por Maria M. he oído hablar de este joven. En el mercado eh escuchado rumores de él, es mas conocido y querido que el propio Poncio P.-espero no la defraude y que pueda escaparme con ellos-, lo único que sé, es que se llama Jesús, que es la única razón por la cual aun aguanto todo esto, y espero que nos saque a mi y Maria M. de todo este mierderio.
Introduccion
este blog lo hago para postear lo que considero mis "mejores" textos, por lo gnral son cuentos cortos, asi que aqui tan...espero los lean con cuidado y los disfruten.
PERDONEN LA ORTOGRAFIA
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